“Conocido como “border” o “borderline”, este trastorno límite de la personalidad responde a un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales, en la imagen de uno mismo y en los afectos… También se da una muy notable impulsividad… Todo esto comienza al principio de la edad adulta… Se dan sucesivos y radicales cambios afectivos, en su estado de ánimo, angustia, desesperación… Aunque casi nunca se da un estado de bienestar… Tienen sentimientos crónicos de vacío y se aburren con facilidad… Se estima que afecta a un 2 % de la población general, del cual un 75% son mujeres…”
El artículo seguía y decía que “puede darse una leve tendencia, pero será calificado de trastorno solo en casos extremos” y cosas así, pero ya me había tildado con los extractos leídos… había sido suficiente!
¿Por qué la identificación con algo tan trastornado? ¿Una patología psiquiátrica rige mi vida? No puedo ser yo…
Mi sueño de infancia, de ser una mujer fuerte, poderosa, que todo lo puede y lo consigue, que además siempre está radiante y bella se tira de culopatín por la tangente y se va a la mierda… lo más cercano a ser que estoy es… una mujer en la orilla, balancéandose, intentando equilibrar lo naturalmente inestable, perdiendo el rumbo, tratando de no caer en el abismo de sus propios pensamientos y mantenerse peinada mientras tanto…
Qué remedio… nunca llegaré a ser WonderWoman… pero, al menos sé lo que soy… BorderWoman… y esa es la cuestión!
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